lunes, 29 de agosto de 2011

FRANCISCO ONIEVA DEBUTA EN LA NARRATIVA CON LOS QUE MIRAN EL FRÍO


Con este titular, El día de Córdoba se ha ocupado hoy de nuestro libro.


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Francisco Onieva debuta en la narrativa con 'Los que miran el frío'

La comarca de Los Pedroches y la Guerra Civil son el trasfondo en el que el poeta desarrolla su primera colección de relatos ante la ausencia de volúmenes con un enfoque puramente literario
El Día / córdoba | Actualizado 29.08.2011 - 07:45
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Los que miran el frío (Ediciones Espuela de Plata) es el título del conjunto de relatos  con el que debuta en la narrativa Francisco Onieva (Córdoba, 1976), conocido hasta ahora por su obra poética gracias a libros como Perímetro de la tarde (accésit del Adonais en 2007) o Las ventanas de invierno (Premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad). 
El autor, nacido en la capital cordobesa pero afincado desde hace años en la comarca de Los Pedroches, donde ejerce como profesor de Secundaria, bucea en estos cuentos en la última Guerra Civil española y crea para ello un espacio mítico, Retamar, un pequeño municipio del norte cordobés situado en la línea de batalla y que parece inspirado en Villanueva del Duque, localidad a la que Onieva se encuentra muy ligado por motivos familiares.
Once años de investigación y cinco de escritura son los que se encuentran detrás, según explica el autor, de este conjunto de textos independientes pero cohesionado con los que conforma un libro lleno de resonancias gracias a personajes que se repiten aquí y allá y al uso de diversas perspectivas cruzadas.
El paso de la poesía a la narrativa no es algo repentino en Francisco Onieva, aunque esta faceta de su escritura era hasta ahora conocida únicamente por la participación del autor en libros corales de relatos. Onieva explica, sin embargo, que la escritura de cuentos es para él algo tan habitual como la escritura de poesía, géneros ambos en los que se inició en la adolescencia, aunque con la diferencia de que siempre se ha mostrado más partidario de enviar a concursos y publicar sus poemas y no así sus textos en prosa.
"Hasta ahora -explica el escritor en ese sentido- no he tenido la sensación de que mi narrativa tenía la calidad suficiente como para ser publicada".
Una de las características principales de Los que miran al frío es el rigor histórico con el que se aproxima a lo que fue la Guerra Civil de 1936 en la comarca de Los Pedroches, de la que hasta ahora se habían escrito numerosos volúmenes de análisis histórico o de memorias personales pero, sin embargo, escasos textos con un enfoque puramente literario.
Esa amplia bibliografía es uno de los pilares en los que se ha apoyado Onieva durante su investigación, aunque reconoce que la línea de trabajo más satisfactoria ha sido la serie de entrevistas personales que el autor ha realizado con jóvenes, hoy ancianos, que vivieron el conflicto y que aún recuerdan con nitidez la crudeza con la que se vivió en el norte de la provincia el enfrentamiento bélico que se llevó por delante la II República.
Por  Los que miran al frío caminan no sólo personajes de ficción inspirados en las vivencias de estas personas, sino también otros personajes históricos que  en un momento u otro confluyeron en  la comarca de Los Pedroches en aquellos años, como es el caso del teniente coronel Joaquín Pérez Salas, que logró resistir el empuje del bando nacional en la célebre batalla de Pozoblanco, o los poetas Pedro Garfias y Miguel Hernández, ambos enrolados en el ejército republicano.
Francisco Onieva reconoce que estos personajes reales tenían más presencia en los borradores iniciales de los relatos, aunque con el tiempo se han ido adelgazando, salvo en algún caso concreto, hasta convertirse en un elemento que sirve principalmente para "situar el contexto histórico" en el que se desarrolla la acción.
El conjunto de relatos, más allá del proceso de documentación o de su tramoya técnica, se plantea ante el lector como un fresco por el que desfilan una serie de personajes que, pese a la dureza de la vida que les ha tocado vivir, "tratan de salir adelante a través de la solidaridad".
El propio Onieva dedica el libro, que guarda ciertas conexiones simbólicas con su poemario Las ventanas de invierno, a todas esas personas que perdieron "los mejores años de sus vidas" en uno u otro bando durante la guerra. Ellos son los verdaderos protagonistas de esta historias, los que miran el frío.

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